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Aceras: Cuando el tamaño realmente importa

miércoles, 25 de octubre de 2023
Llevo cuarenta y cinco años asistiendo a usa situación incomprensible: los ciudadanos que no pueden, no quieren desplazarse en vehículo propio o en guagua y optan por hacerlo a pie, bien por el placer de caminar o lo que es peor, por necesidad, desde los Picachos en dirección al cruce de Melenara, tienen que jugarse la vida continuamente.
No hay arcenes, no hay aceras y transitan como pueden sobre la canalización del agua que discurre junto a la carretera, sobre un emplaste de hormigón o bien directamente sobre el asfalto, rogando que no surja un conductor despistado o no le alcancen los espejos retrovisores de alguna guagua, un camión o cualquier otro vehículo. Tanto Aceras: Cuando el tamaño realmente importasustos como accidentes ya se han dado en este medio siglo de abandono.
Siempre pensé que este desprecio al ciudadano da la justa medida de las autoridades que gobiernan el municipio. Todo grupo de gobierno que se precie debe tener unas prioridades inexcusables y la seguridad de sus conciudadanos debería ser una de ellas.
En estos cuarenta y cinco años han gobernado grupos políticos de todos los colores y de todas las tendencias y jamás alguno ha tratado un problema tan candente ni ha dado una respuesta a una situación tan lamentable, enquistada en el tiempo.
Y mientras esto es tan sangrante que cuando aparece una minúscula acera en esta bajada demencial, de uso obligatorio para muchas personas que viven en estos barrios, ésta apenas tiene cuarenta centímetros de anchura -por favor, observen las fotos que acompañan este artículo-, el espacio justo para pasar un peatón arrimado a la pared-, en un tramo del vial de Salinetas que ya cuenta con una acera cuya anchura va desde el metro setenta centímetros, al comienzo de la misma, hasta los dos metros cincuenta en sus zonas más amplias -es lo que he medido a la altura del restaurante La Gabarra-, se plantea ampliarla hasta los tres metros de anchura, a cuenta de llevarse por delante la única rambla costera arbolada de todo el municipio. Curiosamente, sólo con salir de la playa y cruzar un paso de peatones, la acera de enfrente tiene tres metros y medio de ancho, con lo cual no hay peligro alguno para transitar por esta zona de la costa. En el caso de la carretera que antes les he comentado, que conserva aún un punto informativo kilométrico: GC-310 1, si nos atrevemos a cruzar, nos espera otros treinta o cuarenta centímetros de anchura, si los hay, pues en varios tramos no existe ni eso, es el duro asfalto lo que recibe al peatón.
Pero volvamos a Salinetas. La ampliación de acera se llevará la rambla y los árboles como los observamos ahora. Desaparecersa el acogedor dosel arbóreo que nos proteje de los rayos solares. Al parecer se plantarán nuevos árboles que tardarán años en Aceras: Cuando el tamaño realmente importa formar el dosel protector existente y habrá que ver si los plantan pues los que se observan en los proyectos del mal llamado parque de Melenara y en la actuación de mejora del acceso a la playa, brillan por su ausencia. Es decir, para entendernos, en el proyecto sí se contemplaban, pero en la realidad no están.
¿Es tan difícil reconococer las prioridades que como en este caso tan sangrante existen por todo el municipio? Por favor, cojan un metro y busquen aceras de una media de dos metros en todo el casco teldense. Ahí sí es necesario aportar seguridad a los vecinos y visitantes y casi ninguna dispone de esa anchura.
No sé si el tamaño de las aceras importa -sí sé que importa para los niños y jóvenes que van al centro de Infantil-Primaria Esteban Navarro Sánchez o al Instituto de El Calero y para los padres que les acompañan y utilizan esta vía sin aceras a diario-, ciudadanos y vecinos que se juegan la vida al no existir defensa alguna ni protección frente a los vehículos que pasan justo a su lado-, pero no dudo que si se amplían aceras innecesarias de tres metros cuando ya tienen una media de dos metros y se dejan de treinta centímetros otras más frecuentadas y peligrosas, el tamaño sí importa y la vida de las personas con las que estamos jugando, también.
Espiño Meilán, José Manuel
Espiño Meilán, José Manuel


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