Las bibliotecas se llenan de estudiantes que preparan contrarreloj (algunos) los exámenes de fin de curso.
Tengo la sensación de que cada año un poco más se adelantan. No es que sea cierto. Quizás así lo aprecie por el impacto que produce el cambio de ver esas salas casi vacías a contemplarlas totalmente abarrotadas. Es como si, ante nuestros ojos, de un día para otro, el panorama se transformase, o como si repentinamente se mudase.
Lo realmente verdadero es que, aunque la primavera en el Corte Inglés haya pasado de largo, en las aulas todavía queda un trecho de recorrido. Un camino no tan largo, creo, porque objetivamente el aprendizaje de académicos saberes también va de retiro.
La puesta de largo para los actos de clausura de este curso hace semanas que están en marcha. Las que se celebran en algunos colegios mayores y residencias, antes de cerrar sus puertas, en su mayoría, también amainan. Todo esto, a más de mes y medio para que se inicie oficialmente el verano. Y, como decía, aún está comenzando mayo.
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Llega el mes más hermoso del año. El rey de la primavera entera. Un "mayo hermoso", tras un "marzo ventoso y un abril lluvioso". Eso era el quinto mes del año que teníamos antes de casi comenzar el verano. Así era... antaño.
"Mayo longo, mayo longo", dice un conocido estribillo. Comparado con abril, solo tiene un día más, como es sabido.
¿Longo? ¿Por qué así se considera? Puede que se haga largo para quiénes no han hincado los codos en todo el año, o para los que tengan mucho deseo de ir a estirar la toalla en la playa o refugiarse en la montaña, o hacer alguna escapada sin pensar en nada.
Lo que no cambia es la campaña de El Corte Inglés, donde, aunque la primavera vaya de retirada, en menos de que lo pensemos tendremos aquí otra nueva temporada del verano anunciada.
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Hace tiempo que las golondrinas, adelantándose a su cita de mediados de marzo, sobre ramas de los árboles de su vuelo descansan. Se han anticipado las palomas, otras aves que, si antes migraban principiando el verano, ahora ya lo hacen en abril o mayo.
Será consecuencia, por apuntar algo que a todo afecta: el cambio climático que azota a todo nuestro planeta. Con esperanza deseamos que, por mucho que en días avance, no impacte en el ánimo y entusiasmo de ningún estudiante.
Que no diga nadie estas melancólicas letras, que no por conocidas resultan manidas:
Juventud, divino tesoro,
¡ya te vas para no volver!
Cuando quiero llorar, no lloro...
y a veces lloro sin querer...
(Rubén Darío: Canción de otoño en primavera. En "Cantos de vida y de esperanza", 1905).
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Palabras de un poeta que coinciden en esencia con las de nuestra Rosalía de Castro y Murguía.
Seguro que las conocen:
Maio longo... maio longo,
todo cuberto de rosas,
para algúns telas de morte;
para outros telas de vodas.
Maio longo, maio longo,
fuches curto para min:
veu contigo a miña dicha,
volveu contigo a fuxir.
(Rosalía de Castro: "Follas novas", 1880).
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Estrofas que no solo se recitan, sino que se canturrean, como nunca pensara nuestra Rosalía.
¿Quiénes así lo hacen? Baste citar a unos cuantos: Amancio Prada, Carlos Núñez o, acercándonos a nuestros días y con desenfadada melodía, otra grande: Uxía.
Maio longo... ¿Quiénes más lo cantan? Gran parte de nosotros, aunque no sea encima de un escenario.
Maio longo... Música y poesía se unen para crear juntamente una cantiga que penetra en lo más hondo del alma. Prima en ella el abatimiento. Un aroma que desprende en absoluta sintonía y con perfecta y asombrosa armonía.
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Maio longo... Un clásico tema que a cuento viene en mes tan esperado, con diferente melodía de otro músico menos conocido: José Baldomir Rodríguez (A Coruña, 1867-
1947), personaje malogrado que merece ser recordado, como en su época fue vitoreado.
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Otro canto igualmente acertado para este comienzo de mayo, con texto de Manuel Curros Enríquez (Celanova, 1851-La Habana, 1908) y música del inquieto y revolucionario, médico y tunante y, entre nosotros, hombre afamado: Luis Emilio Batallán. De él mucho conocerán, pues nos es cercano.
He aquí como la letra empieza:
Ahí ven o maio
De frores cuberto
Puxéronse á porta
Cantándome os nenos
E os puchos furados
Pra min estendendo
Pedíronme crocas
Dos meus castiñeiros.
(Manuel Curros Enríquez: "Aires da niña terra", 1880).
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Poco tiene que ver el canto de aquel herculino con el del compostelano, pese a que ambos sean sobradamente aplaudidos.
Aquí les traería esas melodías para que las comparasen, pues asemejarse no es el verbo adecuado. Escúchenlas... cada uno por su lado.
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Presentan un mayo lastimero. ¿Por qué? Difícil conjugar tal concepto, siendo mayo un mes alegre, en el que florecen los campos y todo parece ser color rosa. Lo dice el refranero castellano: "Flores en mayo, tarde o temprano hallo".
Pese a todo, algo de tristeza tiene mayo. Será la nostalgia ante algo que se acaba. Será la duda que asalta ante algo que comienza. ¿Qué será, será...? No conozco la respuesta exacta. No lo dice a las claras ningún adagio, ni cantautor ni poeta.
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Perdónenme una última licencia.
Para mí mayo es el mes que, hace ya dos largos años, se ha adelantado para llevarse con él a quien tan a gusto a nuestro lado estaba, y con quien tanto se gozaba.
Con "ledicia" soñaba que a mayo llegaba para celebrar una fecha para todos señalada.
Ahora la conmemora a lo largo del año, al tiempo que muchos, con afecto y tierna mirada, le echan -echamos- en falta cada jornada.
Le hubiera gustado que alguno le bailara y cantara:
En las mañanicas
del mes de mayo
cantan los ruiseñores,
retumba el campo.
En las mañanicas,
como son frescas,
cubren ruiseñores
las alamedas.
Ríense las fuentes
tirando perlas
a las florecillas
que están más cerca.
Vístense las plantas
de varias sedas
que sacar colores
poco les cuesta.
Los campos alegran
tapetes varios,
cantan ruiseñores,
retumba el campo.
(Lope de Vega: "El robo de Dina", 1615-1622)
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Concluyo, pues me satura tanta alegría de "saudade" cargada.
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Cuando quiero llorar, no lloro...
y a veces lloro sin querer...
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Maio longo... maio longo,
todo cuberto de rosas,
para algúns telas de morte...
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Ahí ven o maio
De frores cuberto...
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Cantan los ruiseñores,
retumba el campo.
